Tony Levin, el legendario bajista, se encuentra actualmente en una etapa emocionante de su carrera. Combina el lanzamiento de su séptimo álbum en solitario con una gira extraordinaria que reinterpreta clásicos del rock progresivo. La gira BEAT, en la que Levin y Adrian Belew, ambos exmiembros de King Crimson, se unen al virtuoso guitarrista Steve Vai y al baterista de Tool, Danny Carey, da nueva vida a la legendaria trilogía de los años 80 de King Crimson: Discipline, Beat y Three of a Perfect Pair.
La decisión de la gira
“Cuando me hicieron esta oferta, pensé en hacer mi propia gira para promocionar el lanzamiento del álbum”, cuenta Levin desde un Holiday Inn cubierto de nieve en el norte de California. “Pero esta gira era mejor. Podía hacer lo mío o trabajar con estos grandes músicos y dejarme inspirar por ellos”. Esta elección refleja el incesante compromiso de Levin con la excelencia musical, incluso a sus 78 años.
La gira, una ambiciosa serie de 65 conciertos por América del Norte, se encuentra en su recta final con 17 actuaciones restantes, incluidas presentaciones en lugares icónicos como el Kings Theatre de Brooklyn y el Orpheum Theatre de Vancouver. A pesar de la apretada agenda, el entusiasmo de Levin por su nuevo proyecto en solitario, Bringing it Down to the Bass, sigue siendo evidente.
Un estilo propio
El séptimo álbum en solitario de Levin, Bringing it Down to the Bass, evita encasillarse en un género específico, encarnando el espíritu de la famosa cita de Wassily Kandinsky: “En el arte no hay deber, porque el arte es libre”. Levin explica: “A veces los artistas no somos expertos en géneros, porque son los periodistas y los oyentes quienes colocan las cosas en categorías. Muchos de nosotros intentamos simplemente hacer algo único y libre de géneros”.
Al igual que Miles Davis, quien dijo: “No me importa si alguien es morado y tiene aliento verde mientras pueda swingear”, Levin prioriza la autenticidad artística sobre las convenciones de género. “Podría haberlo encajado claramente en un género de jazz, pero no lo hice”, admite. “Para mí, es más rock que jazz, pero tiene muchas piezas instrumentales”. Este enfoque coloca a Levin en la misma liga que artistas innovadores como David Bowie, quien una vez dijo: “No sé hacia dónde voy, pero prometo que no será aburrido”.
El álbum, en el que colaboran numerosos músicos destacados, presenta diversas técnicas y sonidos de bajo. “Me dejé llevar realmente por el bajo”, explica Levin. “La mayoría de las composiciones comenzaron con una línea de bajo, una técnica o un sonido”. Además, el álbum incluye un folleto de 16 páginas con fotos de los bajos utilizados y pequeñas historias sobre ellos.
El proceso creativo
La creación del álbum fue un proceso largo. “Hace alrededor de año y medio revisé el material que tenía y pensé: ‘Si no reservo un poco de tiempo para terminarlo, nunca verá la luz. ¿Por qué estoy escribiendo y grabando toda esta música si no la publico?'”
Una de las piezas destacadas del álbum es Road Dogs, que evolucionó de forma orgánica. Levin explica: “Quería añadir un bajo fretless a través de un vocoder, pero cuando no funcionó, grabé ‘road dogs’ como un recordatorio. Finalmente, esa parte vocal temporal se convirtió en permanente”.
La vida en la gira
En medio de una gira de 65 conciertos, Levin sigue disfrutando de la magia de actuar en vivo. “Esas dos horas en las que toco música increíble cada noche son un sueño hecho realidad”, reflexiona. “Es lo que amo hacer. Es simplemente lo que soy”.
Su aprecio por estas experiencias ha crecido con el tiempo. “En mis treinta o cuarenta años, comencé a darme cuenta de lo afortunado que soy de poder hacer lo que hago”, comparte. “Muchos músicos aman tocar, pero no todos tienen la suerte de ser lo suficientemente exitosos como para seguir haciéndolo con buenos compañeros de banda”.
Una pasión sin fin
A pesar de décadas en la industria, la pasión de Levin por tocar permanece intacta. “He tenido una carrera larga y, al menos la mitad de mi vida, he estado tocando el bajo. Y todavía lo disfruto tanto como cuando tenía 10 años”, reflexiona. “Fue una buena decisión que quizás provino de una parte interior de mí, sin ideas ulteriores sobre el éxito. No buscaba ser una estrella ni estar en un escenario. Solo quería tocar el bajo. Y todavía quiero tocar el bajo”.
Cuando se le pregunta por sus inspiraciones musicales actuales, Levin menciona a Sleepytime Gorilla Museum, aunque admite que la apretada agenda de un músico profesional deja poco tiempo para escuchar música de forma casual. “La vida de músicos como yo no deja tiempo para escuchar música. Todo el día está ocupado con pruebas de sonido y actuaciones”.
Mientras la gira BEAT continúa, llevando la música de King Crimson a nuevas audiencias con una formación renovada, Levin sigue enfocado en la alegría de actuar. “El espectáculo es realmente muy interesante, y el nivel de los otros tres músicos es impresionante. Vale la pena verlo. La gente está disfrutando mucho los conciertos”.
Para un músico que comenzó su viaje en la Eastman School of Music y tocó con la Filarmónica de Rochester antes de aventurarse en el jazz y el rock, la carrera de Levin es un testimonio de seguir la pasión, sin importar a dónde lleve. Como él mismo dice: “Solo quiero tocar el bajo. Y todavía quiero tocar el bajo”.