En su octavo álbum en solitario, Jack Nolan regresa a aquella revelación adolescente en su habitación: el momento en que se dio cuenta de que Dylan, Bowie y Pink Floyd trabajaban con los mismos acordes que él torpedeaba. «The Lonely Petunia», grabado en Nashville con su colaborador de toda la vida Justin Weaver (quien ha trabajado con Wynona Judd y The Chicks), captura ese sentido de descubrimiento sin ponerse sentimental al respecto. Para un artista que ha estado lanzando música desde mediados de los años 90 y que una vez lideró Kelly Gang junto al bajista de Divinyls y Hoodoo Gurus Rick Grossman, esto se siente como un paso deliberado de regreso a lo básico.
El disco se inclina fuertemente hacia lo acústico, aunque Nolan y Weaver incorporan piano y cuerdas donde son necesarios. Estas adiciones dan a temas como «Always» y «Extraordinary» espacio para respirar, creando un sonido que se siente tanto cercano como expansivo. Hay una intimidad aquí que no exige tu atención tanto como se la gana. La producción sabe cuándo mantenerse al margen, dejando que la voz y la guitarra de Nolan carguen el peso mientras esos arreglos sutiles añaden color sin saturar el cuadro.
La escritura de Nolan golpea más fuerte en «The Less You Want To Know» y el despojado «You’ve Changed», que dura menos de tres minutos pero no desperdicia ni un momento. Tiene una habilidad para convertir observaciones cotidianas en algo que se te queda grabado, encontrando lo universal en lo específico sin forzarlo. «Craw» se extiende durante cuatro minutos de narración cuidadosa, mientras que «Will The Lord Have Mercy On Me» deriva hacia territorio más oscuro, lidiando con la duda y la fe en igual medida. «Bravado» responde con un poco más de fuego, sugiriendo que a pesar de los momentos más tranquilos del álbum, todavía hay lucha en estas canciones. «Fading Fast» cierra todo con una gracia curtida que se siente ganada en lugar de afectada.
La influencia australiana recorre el álbum silenciosamente. Sin marcadores obvios, solo una cierta calidez y apertura que habla de las raíces de Nolan en Bondi que se filtran a través del marco Americana. Es interesante cómo ha absorbido las tradiciones folk y roots americanas mientras mantiene algo distintivamente propio. Los ritmos de Sydney Harbor que menciona en su trayectoria no están literalmente presentes, pero hay un sentido de lugar aquí que no coincide del todo con el estudio de Nashville donde fue grabado. Esa tensión entre influencia y origen le da al álbum una identidad que lo distingue de los innumerables discos de Americana que emergen de Music City cada año.
La voz de Nolan lleva el desgaste de alguien que ha estado haciendo esto durante un tiempo, recordando el lado más contenido de Father John Misty o la crudeza de Justin Townes Earle. No hay grava performativa ni afectación, solo la textura natural que viene de años cantando este tipo de canciones. No sobrevende la emoción, confiando en que el material haga su trabajo.
«The Lonely Petunia» funciona mejor como escucha nocturna, el tipo de disco que se sienta a tu lado en lugar de actuar para ti. Es música paciente para cuando necesitas algo genuino, contenta con desplegarse a su propio ritmo a través de ocho temas que nunca se exceden en su bienvenida. Nolan ha hecho un álbum que entiende el valor de la contención, y al hacerlo, ha creado algo que recompensa las visitas repetidas. (7/10) (Foghorn Records)
